Las vacaciones de invierno comenzaron ya en nuestra querida Salta. Y la pregunta de muchos papás es ¿Qué hacemos ahora?
Nos hacemos esta pregunta porque en muchísimos casos los papas seguimos con nuestra rutina de trabajo, lo que significa salir de casa temprano y volver a última hora del día… mientras… los chicos en casa.
¿Cómo organizarnos?, ¿cómo hacer que disfruten? Y que no se “aburran”.
Hay muchísimas actividades pensadas para los chicos en distintos lugares de la ciudad y muchas de ellas son totalmente gratuitas. Para todas las edades, para todos los gustos.
Aplaudo tanta actividad, me encanta contar con un abanico de opciones para estas vacaciones de invierno.
Pero… y en casa, ¿qué hacemos para evitar que estén conectados? sí, conectados a la play, el celular, la tv, la compu y los auriculares. Me preocupa que desde tan chiquitos, hasta me atrevo a poner una edad -a partir de 3 años- ya saben sus usos de mil y un formas.
Juegan horas y horas, la casa esta en silencio, permanece ordenada, casi casi no hay peleas; solo escuchamos el sonido de fondo de los juegos. Esto claramente no esta nada bien, algo estamos haciendo mal.
Lo ideal sería una casa (en vacaciones y todos los días) con vida de niños jugando, juguetes desparramados, música, alegría, berrinches, peleas y cuanto mas!. Yo les llamo casas llenas de vida.
Y menos normal es que, como padres, pongamos en manos de nuestros hijos desde tan temprana edad, estos aparatos tecnológicos. ¿Lo hacemos por comodidad, lo hacemos para que estén calladitos un rato y nosotros podamos realizar nuestras tareas, lo hacemos porque no sabemos como entretenerlos y deseamos no escuchar la palabra del terror: aburrido o lo hacemos porque realmente no sabemos jugar con nuestros hijos?
¿Vos recordás a que jugabas cuando eras chico? pensé un ratito… seguro que un recuerdo se viene a tu memoria; yo podría nombrarte la rayuela, pisa pizuela, el gallito ciego, adivinanzas, el mercadito, la casita robada, la guerra naval… y puedo seguir porque cuando éramos chicos jugábamos todo el día, caíamos rendidos a la noche… no existía tanta tecnología y con el tiempo tampoco estuvo a nuestro alcance como sucede hoy por hoy. Hoy es al revés, donde vas encontras niños concentrados en aparatitos portátiles que miran obnubilados una pantalla de 2 por 2.
Debo aclarar que la tecnología bien utilizada en edades adecuadas pueden ser de gran utilidad en la vida de un niño. Para esto debemos sentarnos, explicarles, enseñarles y contarles para que si y para que no. Poner limites en su uso.
Y… ¿si les enseñamos a jugar? por ejemplo le saquemos el polvo de encima a los juegos de mesa y compartamos después de cenar una lotería. O, si organizamos un pijama party de niños o niñas, los invitemos a dejar los celulares en una caja hasta la mañana siguiente, ¿será difícil de hacer? estoy segurísima que no!
Pensaste, cómo padre ¿el daño que le ocasionas al darle tanto acceso libre a la tecnología?, los niños de hoy no saben jugar. Está en tus manos de padres enseñarles a jugar, a compartir, a leer un cuento, a disfrutar de una caminata, a mirarse a los ojos, a decirles te quiero a cada rato, a abrazarlos pero fundamentalmente transmitirles que un niño debe ser feliz siempre y que la diversión esta en las cosas simples que los rodean no en la última play, celular o wii.
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